El presidente dominicano,
Danilo Medina, expresó este martes ante la Asamblea General de la ONU
que Latinoamérica y el Caribe deben transformar las estructuras
productivas y distributivas e invertir en la educación de calidad para
no perpetuar la pobreza y la exclusión.A su juicio, el mantener la actual composición de los
aparatos productivos de los países latinoamericanos, caracterizados por
la heterogeneidad
jump break y niveles muy distintos de desarrollo, causará que la la región continúe siendo la más desigual del mundo, imposibilitando que todos puedan beneficiarse y participar del crecimiento de forma proporcional. “La República Dominicana está entregada a esa tarea de mejorar la calidad educativa, como también lo estamos en lograr las transformaciones necesarias para que nuestra economía crezca en equidad, con un Estado presente y activo para apoyar a nuestro pueblo”, expuso el jefe de Estado caribeño. Medina identificó la desigualdad como el gran enemigo del desarrollo sostenible y la principal tarea pendiente del mundo, especialmente de Latinoamérica. “Por un lado, América Latina es, a continuación de Asia, la región donde mayor población se incorporará a la clase media, con más de 130 millones de personas alcanzándola antes de 2030, según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), sin embargo, junto al África Subsahariana, es también el área más desigual del mundo”, explicó el gobernante dominicano. Recordó que aún hoy, el 10 % más rico de los latinoamericanos capta el 32 % de los ingresos y el 40 % más pobre solo alcanza el 15 %. Medina, además, resaltó que en la región, empresas globalizadas conectadas al comercio internacional aportan el 67 % del PIB, pero solo el 20 % de los empleos; que las pymes aportan un 22,5 % del PIB y el 30 % del empleo, mientras las microempresas y economía informal que solo aporta el 10,5 % de la riqueza, generan el 50 % de los empleos. “Es decir, estamos avanzando decididamente en la lucha contra la pobreza, pero ésta sigue siendo demasiado grande, y se ve agravada por la desigualdad”, apostilló el presidente dominicano. Medina dijo coincidir con lo planteado por la Comisión Económica para América Latina (Cepal) en el estudio “Inestabilidad y desigualdad”, de que el crecimiento con igualdad requiere de la transformación profunda de las estructuras productiva y distributiva de los países. “Necesitamos tanto de un sector productivo responsable, que garantice la generación de riqueza en todas las capas de la sociedad, como de un Estado activo y eficiente en la redistribución de la riqueza y la creación de oportunidades”, apuntó. Al referirse a Latinoamérica como una “fábrica estructural de desigualdad”, como señala otro estudio de la Cepal, urgió la “transformación de la estructura productiva de nuestras naciones para que juntos, los países latinoamericanos y caribeños”, avancen a la misma velocidad hacia un modelo que beneficie a grandes y pequeños. Afirmó que las políticas sociales son el complemento indispensable de la productividad y de las mejoras en el mercado de trabajo, por lo que defendió que junto las transformaciones en la estructura de nuestras economías, sea reivindicado el papel del Estado como redistribuidor eficiente de la riqueza, creador de oportunidades y defensor de los derechos de todos los ciudadanos. “En la desigualdad encuentran su origen muchos de los retos que enfrentamos a escala mundial, entre los que se encuentran también la violencia y la inseguridad, que azotan especialmente a Latinoamérica y el Caribe”, aseguró. Señaló además que los efectos de la violencia sobre bienes y personas le cuestan a la región un 14,2 % de su PIB y que la desigualdad es el caldo de cultivo que aprovecha el crimen transnacional y el narcotráfico para reclutar a jóvenes, a edad cada vez más temprana, y robarles sus oportunidades de futuro.
jump break y niveles muy distintos de desarrollo, causará que la la región continúe siendo la más desigual del mundo, imposibilitando que todos puedan beneficiarse y participar del crecimiento de forma proporcional. “La República Dominicana está entregada a esa tarea de mejorar la calidad educativa, como también lo estamos en lograr las transformaciones necesarias para que nuestra economía crezca en equidad, con un Estado presente y activo para apoyar a nuestro pueblo”, expuso el jefe de Estado caribeño. Medina identificó la desigualdad como el gran enemigo del desarrollo sostenible y la principal tarea pendiente del mundo, especialmente de Latinoamérica. “Por un lado, América Latina es, a continuación de Asia, la región donde mayor población se incorporará a la clase media, con más de 130 millones de personas alcanzándola antes de 2030, según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), sin embargo, junto al África Subsahariana, es también el área más desigual del mundo”, explicó el gobernante dominicano. Recordó que aún hoy, el 10 % más rico de los latinoamericanos capta el 32 % de los ingresos y el 40 % más pobre solo alcanza el 15 %. Medina, además, resaltó que en la región, empresas globalizadas conectadas al comercio internacional aportan el 67 % del PIB, pero solo el 20 % de los empleos; que las pymes aportan un 22,5 % del PIB y el 30 % del empleo, mientras las microempresas y economía informal que solo aporta el 10,5 % de la riqueza, generan el 50 % de los empleos. “Es decir, estamos avanzando decididamente en la lucha contra la pobreza, pero ésta sigue siendo demasiado grande, y se ve agravada por la desigualdad”, apostilló el presidente dominicano. Medina dijo coincidir con lo planteado por la Comisión Económica para América Latina (Cepal) en el estudio “Inestabilidad y desigualdad”, de que el crecimiento con igualdad requiere de la transformación profunda de las estructuras productiva y distributiva de los países. “Necesitamos tanto de un sector productivo responsable, que garantice la generación de riqueza en todas las capas de la sociedad, como de un Estado activo y eficiente en la redistribución de la riqueza y la creación de oportunidades”, apuntó. Al referirse a Latinoamérica como una “fábrica estructural de desigualdad”, como señala otro estudio de la Cepal, urgió la “transformación de la estructura productiva de nuestras naciones para que juntos, los países latinoamericanos y caribeños”, avancen a la misma velocidad hacia un modelo que beneficie a grandes y pequeños. Afirmó que las políticas sociales son el complemento indispensable de la productividad y de las mejoras en el mercado de trabajo, por lo que defendió que junto las transformaciones en la estructura de nuestras economías, sea reivindicado el papel del Estado como redistribuidor eficiente de la riqueza, creador de oportunidades y defensor de los derechos de todos los ciudadanos. “En la desigualdad encuentran su origen muchos de los retos que enfrentamos a escala mundial, entre los que se encuentran también la violencia y la inseguridad, que azotan especialmente a Latinoamérica y el Caribe”, aseguró. Señaló además que los efectos de la violencia sobre bienes y personas le cuestan a la región un 14,2 % de su PIB y que la desigualdad es el caldo de cultivo que aprovecha el crimen transnacional y el narcotráfico para reclutar a jóvenes, a edad cada vez más temprana, y robarles sus oportunidades de futuro.