11 Junio 2013
ROMA.- El papa Francisco reconoció ante un grupo de religiosos latinoamericanos que tiene dificultades para reformar el gobierno central de la Iglesia, debido a “una corriente de corrupción” interna, así como del llamado “lobby (grupo de poder) gay”.
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“En la curia hay gente santa, de verdad, hay gente santa. Pero también hay una corriente de corrupción, también hay, es verdad”, admitió el Papa en una audiencia concedida el 6 de junio pasado a la directiva de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos, (CLAR).
Hace tiempo se habló de luchas de poder, malversaciones económicas y relaciones homosexuales dentro de la Iglesia católica. De hecho, la histórica dimisión de Benedicto XVI como Papa fue atribuida al espanto y pesadumbre que para Joseph Ratzinger habría supuesto el enterarse de la existencia de ese grupo de poder homosexual (lobby) y de sus posibles chantajes a miembros del Vaticano. Pero, hasta ahora, la Santa Sede había siempre rechazado que en el Vaticano hubiera un ‘lobby gay’.
Según una síntesis del encuentro de una hora, el Papa Francisco reconoció que es una persona “muy desorganizada” para realizar la reforma de la Curia Romana que exigen “casi todos los cardenales”.
“Yo soy una persona desorganizada, nunca he sido bueno en esto. Pero los cardenales de la comisión la van a llevar adelante”, aseguró.
Un mes después de su elección en marzo como primer Papa latinoamericano y jesuita de la historia, Francisco designó a un grupo de ocho cardenales para asesorarlo en la reforma del gobierno central de la Iglesia, sacudida por una serie de escándalos por corrupción e intrigas.